viernes, 12 de noviembre de 2010

UNA LLAMADA HERIDA


COJO EL TELÉFONO, DESPUÉS DE UNA INSISTENTE Y EXTRAÑA LLAMADA. ESPERO QUE SUENE UNA VOZ NO SÉ DE QUIÉN. NADIE HABLA. ESCUCHO UN ENORME SILENCIO, UN SILENCIO AGOTADO POR LAS LÁGRIMAS, UN SILENCIO ATRAPADO POR UN FUERTE NUDO, UN SILENCIO LEJANO, PERDIDO EN EL VACÍO. SIENTO QUE UN LÍQUIDO ESPESO Y CALIENTE RESBALA DESDE MI OÍDO, SURCÁNDOME EL CUELLO, ENREDÁNDOSE EN MI PECHO, SECÁNDOSE EN MI VIENTRE. MIRO EL AURICULAR. SE HA CONVERTIDO EN UN MANANTIAL DE SANGRE QUE BROTA A BORBOTONES CONSTANTES, AL RITMO CADENCIOSO DE UN CORAZÓN ROTO, DE UN CORAZÓN MALTRATADO, DE UN CORAZÓN MORIBUNDO QUE PIDE AYUDA. ESTOY MUY LEJOS PARA SOCORRERLO, NO HAY TIEMPO PARA LLAMAR A URGENCIAS, YO SOLO DEBO CONTROLAR LA HEMORRAGIA; PERO ME SIENTO IMPOTENTE. MIS MANOS NO LOGRAN TAPONAR LA HERIDA, LAS GASAS QUE USO SE EMPAPAN AL INSTANTE. SOY CONSCIENTE DE QUE AL OTRO LADO DEL TELÉFONO ALGUIEN ESTÁ MURIENDO Y NO PODRÉ EVITARLO, SOY CONSCIENTE DE QUE SERÁ SU ÚLTIMA LLAMADA Y ME PLANTEO DE PORQUÉ A MÍ, QUÉ LE HA IMPULSADO A RECURRIR A MI SOCORRO, QUE SIGNIFICABA PARA QUIEN FUESE, EN QUÉ MOMENTO DE MI VIDA SE HABRÍA CRUZADO CONMIGO, QUÉ DAÑO O QUÉ BIEN LE HABRÍA HECHO.
EL TELÉFONO DEJÓ DE SANGRAR, SE HABÍA QUEDADO RESECO Y MUDO. MIS MANOS ESTABAN MANCHADAS, ROJAS COMO LA IRA, ENDURECIDAS COMO EL RENCOR. TENÍA QUE OLVIDAR TODO ESTO, LIMPIAR TODAS LAS HUELLAS. HABÍA SIDO TESTIGO DE UNA MUERTE Y ALGUIEN PODRÍA ACUSARME.
-"YO NO LO CONOZCO, NO SÉ QUIÉN ERA, ME HA SEGUIDO, ERA UN LOCO, YO NO LA CONOZCO, NO SÉ QUIÉN ERA, ME HA SEGUIDO, ERA..."

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