NOS VIMOS A LA SALIDA DEL SOL. ERA DEMASIADO TEMPRANO PARA ESTAR DESPIERTO, PARA DARME CUENTA DE LO QUE ESTABA OCURRIENDO. ME DIO UN BESO Y COMENZÓ A ALEJARSE, DEJÁNDOME EL CALOR DE SU BOCA EN MI BOCA. SU FIGURA SE IBA HACIENDO CADA VEZ MÁS PEQUEÑA, PERO YO ESTABA PETRIFICADO Y NO SUPE REACCIONAR. ME QUEDÉ CONTEMPLANDO COMO EL SOL LA ABSORBÍA, COMO SE IBA PERDIENDO EN LA DISTANCIA Y EN LA LUZ. NUNCA VOLVÍ A VERLA.
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