jueves, 3 de diciembre de 2009

LA PIEDRA


UNA MAÑANA ESTUPENDA SALÍ A PASEAR POR EL CAMPO. ME ENCONTRÉ UNA PEQUEÑA Y LINDA PIEDRA. LA RECOGÍ Y LA GUARDÉ EN EL BOLSILLO DE MI PANTALÓN. ME PARECIÓ UN SIGNO DE FORTUNA. SERÍA MI TALISMÁN. ME SENTÍ UN HOMBRE AFORTUNADO.

CON EL PASO DE LOS DÍAS COMENCÉ A NOTAR COMO LA PIEDRA POCO A POCO IBA CAMBIANDO DE TAMAÑO Y CADA DÍA ME PESABA MÁS.

LLEGÓ UN MOMENTO EN QUE TUVE QUE COGER UNA MOCHILA PARA PODERLA LLEVAR A LA ESPALDA. SU TAMAÑO IBA TOMANDO UNAS PROPORCIONES QUE ME IMPEDÍAN LLEVARLA SIN ESFUERZO.

MI ESPALDA EMPEZÓ A ENCORVARSE.MI COLUMNA VERTEBRAL NO ESTABA PREPARADA PARA TANTO PESO.

LO MÁS CURIOSO ES QUE LA SOLUCIÓN NO ERA DESPRENDERSE DE ELLA. LE HABÍA COGIDO UN CARIÑO QUE NUNCA SE ME PASÓ POR LA CABEZA ABANDONARLA.

DECIDÍ RESIGNARME Y CONTINUAR CON LA CARGA HASTA QUE LAS FUERZAS ME FALLARAN. ESTABA DISPUESTO HASTA A TENER QUE ARRASTRARME, PERO NUNCA DEJARÍA MI PIEDRA. ¡ERA MI PIEDRA, LA QUE ME HABÍA ACOMPAÑADO GRAN PARTE DE MI VIDA! FORMABA PARTE DE MÍ Y LO MÁS PROBABLE ES QUE YO NUNCA HABRÍA SIDO IGUAL SIN ELLA.

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