jueves, 22 de septiembre de 2011

FUI EL ÚNICO QUE NO LLORÉ...


FUI EL ÚNICO QUE NO LLORÉ CUANDO MURIÓ MI PERRO. YA ANTES HABÍA LLORADO DEMASIADO, ERA FÁCIL HACERME LLORAR DE NIÑO. AHORA SOY UN ADULTO SECO, DURO PARA LAS LÁGRIMAS, ESCARMENTADO POR EL DOLOR.

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