ÉRASE UNA TARDE DE PRIMAVERA COMO LA DE HOY, A ESO DE LAS OCHO, CUANDO YA EMPIEZA A REFRESCAR Y APETECE SENTARSE EN UN VELADOR A TOMARSE UNA CERVECITA CON CARACOLES.
TE ACERCAS AL BAR DONDE SABES QUE TE ENCONTRARÁS A LOS AMIGOS DE SIEMPRE, DONDE LA CHARLA SE PUEDE ETERNIZAR HASTA ALTAS HORAS DE LA MADRUGADA SI NO FUERA PORQUE AL SIGUIENTE DÍA HAY QUE IR A TRABAJAR, DONDE YA NO HACE FALTA QUE PIDAS NADA PORQUE EL CAMARERO SE SABE DE MEMORIA TUS GUSTOS Y TE LO PONE ANTES DE QUE ABRAS LA BOCA.
ÉRASE, COMO DIGO, UNA TARDE DE PRIMAVERA COMO LA DE HOY, CON LA FRESQUITA; PERO CUANDO LLEGAS AL BAR NO CONOCES A NADIE DE LOS QUE ESTÁN SENTADOS, TODOS SON MÁS JÓVENES QUE TÚ Y TE MIRAN COMO UN BICHO RARO, COMO SI HUBIERAS SALIDO DE UNA PELÍCULA DE MARCIANOS, COMO SI ACABARAN DE DESCONGELARTE. TE SIENTES EXTRAÑO. TE QUEDAS ALGÚN TIEMPO ESPERANDO EN LA BARRA Y AL FINAL, TRISTE Y SOLO, TE ALEJAS DEL LUGAR Y PROMETES NO VOLVER NUNCA MÁS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario