ENTRÓ SIN SALUDAR, SIN MIRAR A NADIE, SIN DARSE CUENTA DE QUE ELLA ESTABA ALLÍ, SENTADA SOLA EN UNA SILLA SOLITARIA, ESCUCHANDO SUS PENSAMIENTOS, SUS MIRADAS PERDIDAS, SUS EXTRAÑAS COMPAÑÍAS TRANSPARENTES E INVISIBLES.
ENTRÓ Y NO LA VIO. CUANDO SE DIO CUENTA DE SU PRESENCIA YA ERA DEMASIADO TARDE. HABÍA TOMADO LA DECISIÓN DE IRSE Y ESTA ERA IRREVOCABLE. SIN ESCUCHAR SUS SÚPLICAS SE FUE Y LA PERDIÓ PARA SIEMPRE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario