AYER, COMPRANDO EN EL SUPERMERCADO, MIENTRAS COGÍA UNA BOLSA DE PATATAS FRITAS CON COLESTEROL, ME DEJÉ OLVIDADO A LUIS FERNANDO. ES ALGO IMPERDONABLE. CUANDO ME DI CUENTA VOLVÍ CORRIENDO CON LA ESPERANZA DE ENCONTRARLO EN EL MISMO HUECO DE LA ESTANTERÍA DONDE LO OLVIDÉ; PERO YA NO ESTABA. PREGUNTÉ A LAS DEPENDIENTAS POR SI ALGUIEN, QUE LO HUBIERA ENCONTRADO, SE LO HUBIERA DEJADO EN CUSTODIA; PERO NO FUE ASÍ. ¡HABÍA PERDIDO A LUIS FERNANDO! DESPUÉS DE TANTA DEDICACIÓN, DESPUÉS DE TANTA IMAGINACIÓN DERROCHADA, HABÍA PERDIDO DEFINITIVAMENTE A LUIS FERNANDO. ESPERO QUE SU NUEVO DUEÑO O DUEÑA LO QUIERO MÁS QUE YO LO QUISE. LO MIME MÁS QUE YO LO HICE Y LO ACUESTE TEMPRANITO PORQUE SI NO SE LEVANTA DE MUY MAL HUMOR Y DE SEGURO QUE ALGÚN QUE OTRO DÍA LO DEJE OLVIDADO EN UN SUPERMERCADO O EN UNOS GRANDES ALMACENES. ESPERO QUE TENGA LA SUERTE DE PERDERSE EN UNA DE ESAS GRANDES LIBRERÍAS QUE TIENEN DE TODO Y SE TE PASAN LAS HORAS OJEANDO SUS LIBROS.
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