ÉRASE UN HOMBRE SUMIDO EN UNA GRAN MIERDA, EN UNA ENORME MIERDA QUE NO LE DEJABA RESPIRAR, QUE LO IBA MATANDO POCO A POCO, QUE LO IBA ANULANDO POCO A POCO, QUE LO IBA HUNDIENDO POCO A POCO, MÁS Y MÁS HASTA QUE DEJÓ DE RESPIRAR POR COMPLETO. ENTONCES LA MIERDA, LA GRAN MIERDA, SE QUEDÓ CON LA VIDA DE ESE DESGRACIADO, SE ADUEÑÓ DEL ALMA, DE LAS POCAS FUERZAS Y ENERGÍAS DE ESE INÚTIL Y SE INSTAURÓ COMO REINA ABSOLUTA.
¡VIVA LA MIERDA!
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