domingo, 5 de abril de 2009

DOMINGO DE RAMOS


AUNQUE AHORA NO SEA CREYENTE, LOS DOMINGOS DE RAMOS SIEMPRE HAN SIDO DÍAS MUY ESPECIALES PARA MÍ.

RECUERDO EN MI INFANCIA EL MOMENTO DEL DESPERTAR Y SU LUZ RADIANTE , LOS NERVIOS Y EL GUSTO POR DISFRUTAR UN DÍA TAN BONITO CON MI FAMILIA. SIEMPRE SE ME VIENEN A LA CABEZA LOS ANTIGUOS VENDEDORES AMBULANTES DE MARISCO COCIDO, CON SUS CANASTAS DE MIMBRE, SU ROPA BLANCA INMACULADA Y SUS PICOS EN FORMA DE OCHO; LOS PUESTOS DE ALGODÓN DULCE, LOS AMBULANTES QUE IBAN ABRIENDO Y CERRANDO LAS COFRADÍAS; A MI PADRE DELANTE DE LOS PASOS, AL LADO DE LAS AUTORIDADES, Y LAS MUCHAS VECES QUE ÉL ME COGÍA DE LA MANO Y ME METÍA A ACOMPAÑARLO.

TENGO MUY CLARO QUE MI GUSTO AÚN POR LA SEMANA SANTA VIENE DE ESOS MOMENTOS Y, SOBRE TODO, DE LO AGRADABLE Y ENTRAÑABLE QUE ME RESULTABA IR JUNTO A MI PADRE, ESCUCHANDO LA MÚSICA Y OLIENDO EL INCIENSO QUE LOS MONAGUILLOS EXPANDÍAN FRENÉTICAMENTE.

YA HACE BASTANTES AÑOS QUE APROVECHO LA SEMANA SANTA PARA TENER ALGUNOS DÍAS DE DESCANSO EN LA PLAYA; PERO NUNCA ME VOY ANTES DEL DOMINGO DE RAMOS. ESE DÍA SIEMPRE ESTOY EN MI PUEBLO PARA DISFRUTAR DE MIS RECUERDOS Y DE MI CRISTO CAUTIVO, HERMOSA TALLA, MORENA, QUE NO NECESITA NINGUNA IMAGEN MÁS PARA LLENAR SU PASO.

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