AUNQUE AHORA NO SEA CREYENTE, LOS DOMINGOS DE RAMOS SIEMPRE HAN SIDO DÍAS MUY ESPECIALES PARA MÍ.
RECUERDO EN MI INFANCIA EL MOMENTO DEL DESPERTAR Y SU LUZ RADIANTE , LOS NERVIOS Y EL GUSTO POR DISFRUTAR UN DÍA TAN BONITO CON MI FAMILIA. SIEMPRE SE ME VIENEN A LA CABEZA LOS ANTIGUOS VENDEDORES AMBULANTES DE MARISCO COCIDO, CON SUS CANASTAS DE MIMBRE, SU ROPA BLANCA INMACULADA Y SUS PICOS EN FORMA DE OCHO; LOS PUESTOS DE ALGODÓN DULCE, LOS AMBULANTES QUE IBAN ABRIENDO Y CERRANDO LAS COFRADÍAS; A MI PADRE DELANTE DE LOS PASOS, AL LADO DE LAS AUTORIDADES, Y LAS MUCHAS VECES QUE ÉL ME COGÍA DE LA MANO Y ME METÍA A ACOMPAÑARLO.
TENGO MUY CLARO QUE MI GUSTO AÚN POR LA SEMANA SANTA VIENE DE ESOS MOMENTOS Y, SOBRE TODO, DE LO AGRADABLE Y ENTRAÑABLE QUE ME RESULTABA IR JUNTO A MI PADRE, ESCUCHANDO LA MÚSICA Y OLIENDO EL INCIENSO QUE LOS MONAGUILLOS EXPANDÍAN FRENÉTICAMENTE.
YA HACE BASTANTES AÑOS QUE APROVECHO LA SEMANA SANTA PARA TENER ALGUNOS DÍAS DE DESCANSO EN LA PLAYA; PERO NUNCA ME VOY ANTES DEL DOMINGO DE RAMOS. ESE DÍA SIEMPRE ESTOY EN MI PUEBLO PARA DISFRUTAR DE MIS RECUERDOS Y DE MI CRISTO CAUTIVO, HERMOSA TALLA, MORENA, QUE NO NECESITA NINGUNA IMAGEN MÁS PARA LLENAR SU PASO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario